Los suelos antideslizantes, como los de Altro, reducen el riesgo y los peligros de resbalones y caídas, ya que sus granos antideslizantes ofrecen una excelente tracción incluso cuando están mojados.
Las residencias de ancianos, los restaurantes, los supermercados, los hospitales, los centros deportivos, las piscinas y los spas son sólo una selección de instalaciones que suelen utilizar suelos antideslizantes. Gracias a su superficie impermeable y sin juntas, son perfectos para zonas que exigen acabados higiénicos.
¿Por qué los suelos antideslizantes son tan difíciles de limpiar?
Los suelos antideslizantes aumentan la seguridad de cualquier estancia. Normalmente se colocan en zonas de mucho tránsito y donde existe la posibilidad de que se acumule agua. Esta combinación de alto paso y humedad significa que se acumula rápidamente con la suciedad y la mugre, aún más cuando se utiliza en cuartos húmedos y áreas de casilleros.
Si se observara el suelo antideslizante con un microscopio, parecería una cordillera, llena de bultos, protuberancias y desniveles. Esta variedad de texturas en 3D es la razón por la que el suelo ofrece tan buen agarre bajo los pies, pero también es la razón por la que la suciedad parece decidida a quedarse en el suelo cuando simplemente se limpia la zona. A menudo notará que, por mucho que pase la fregona, seguirá viendo decoloraciones y zonas oscuras donde todos los pequeños poros se han llenado de suciedad compactada.
Si limpia el suelo antideslizante con regularidad pero sigue encontrándolo descolorido, manchado y sucio, siga leyendo, ya que le mostraremos cómo obtener los mejores resultados de su limpieza. La textura de estos suelos puede hacer que parezcan difíciles de limpiar, pero la acumulación puede eliminarse si se adopta el enfoque adecuado.
Cómo limpiar los pisos antiderrapantes
Hay algunos errores comunes a la hora de cuidar bien los pisos antiderrapantes, como utilizar soluciones genéricas baratas o lejía. La mayoría de los productos de tratamiento «una solución para todo tipo de suelos» son demasiado suaves para cortar las capas de grasa y suciedad. Además, algunos blogs recomiendan el uso de detergente para la ropa o jabón para lavar platos, pero es mejor evitarlos también, ya que con el tiempo acumulan un residuo que se combina con la grasa para crear una capa resbaladiza en el suelo, que es exactamente lo que está tratando de evitar.
La mejor manera de limpiar este tipo de suelo es, con mucho, utilizar una fregadora para una limpieza a fondo regular, seguida de un fregado de mantenimiento. Las máquinas fregadoras funcionan recogiendo el agua que ya han puesto y levantando así el agua sucia de las grietas microscópicas. Si se limita a pasar la fregona durante la limpieza en profundidad, lo más probable es que sólo consiga esparcir la suciedad.
Una vez que el suelo esté limpio, manténgalo fregando a fondo la zona con una solución de limpieza biológica. El mantenimiento diario o semanal con un limpiador biológico ayudará a evitar la acumulación y a mantener el suelo sin resbalones y con un aspecto excelente. Un producto como el limpiador biológico multiusos Pro 44 no contiene vapores ni productos químicos agresivos, por lo que es seguro para utilizarlo en espacios reducidos como aseos y lavabos.
Una vez aplicado a una superficie, los ingredientes biológicos activos se ponen a trabajar directamente para descomponer y eliminar la suciedad, incluso en los poros más profundos y microscópicos de una superficie. Esta forma de limpiar también ofrece la ventaja añadida de la limpieza residual, de modo que una vez aplicada a una superficie, permanecerá activa, eliminando los contaminantes a medida que aparecen para que la limpieza continua sea más rápida y fácil.
La elección de la mopa adecuada también es importante cuando se limpian suelos con textura. Las fregonas de esponja probablemente se desintegrarán en el suelo rugoso. Utilizar una fregona de trapo (o similar) que esté empapada mientras se utiliza ayudará a que la fregona no se pegue. Pase la fregona ligeramente por la zona y friegue a mano las zonas más difíciles con una esponja o un cepillo de fregar. Una vez que haya terminado, seque la zona con una toalla para evitar que la suciedad del agua se vuelva a depositar en las ranuras del suelo.
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